junio 28, 2011

en mi café

Mientras inclinaba el vaso de café, para que el líquido descendiera por la boquilla hasta la entrada de mi casa, pensé haber visto un animalito nadando entre las olas oscuras.

De inmediato, me alejé... y escrupuloso, busqué por la rendija de la tapa.

¿Qué tiene? Me pregunté... si a cada quien le toca una ola, qué bueno que él (el animalito) ya tenía la suya...

Y como no lo vi más, asumí que por ahí andaba oculto.

Opté por confesarle mis pensamientos: tal vez así encontraría confianza.

Le hablé del verde que también es azul, le hablé del tiempo y de las sonrisas.

Nadie respondió.

Y que me bebo el mar aquel de un solo golpe, y que provoco una tormenta de memorias.

¿Será que sí había un animalito?