febrero 27, 2012


febrero 26, 2012

te lo rogamos señor

Por favor: miente
pero miénteme bien.

febrero 22, 2012

vilipendio

El reloj apunta diez minutos para la una de la madrugada. Sólo faltan cuatro horas para comenzar mi día. Sin embargo, en lo único que puedo pensar es que no puedo escribir nada. No hace falta tanto vilipendio de mi parte, por eso leo las entradas anteriores y me parecen parte de un pasado tan lejano que difícilmente puedo recordarlo. Me duele la cabeza de tanto cansancio, quiero dormir pero no tengo sueño. Me tomo un té de nueve azahares, un elixir de las Nueve Hermanas que traerán a mí de nuevo tantas ganas de dormir y escribir. Acaricio mi rostro, repaso todos los pendientes, recuerdo: "no debes acostumbrarte nunca" y cuelgo en frente y a noventa grados de mí, entre las manos y la pared que me confronta, una tranquilidad que mira así de solitaria.

"No estás sola bonita" le digo con una media sonrisa trazada en mis ojos.

Ella regresa una mirada cómplice. No dice nada más.

Entonces yo entiendo… y tampoco respondo nada. Me arropo, me callo, cierro los ojos. Ahora, sólo pienso: "debo ir al gimnasio mañana, no hace falta tanto vilipendio de mi parte"