que mi rostro se cuarte con la sal del Caribe
que me pase la vida
que se me carcoman las muelas
que se me marchite el cabello
que se note en mi pecho hundido:
aquí he vivido
Esto que leen es, en resumen, la ceguera trágica que definitivamente no me deja hacer las cosas bien, la fijación morbosa de ser artista, un niño que mira una gotita de agua que no termina de caer.