octubre 25, 2012

diálogo


-Deberías tener celos de la luz de la luna que me acaricia y del mar que canta en mi oído. Ya ves que como tú no estás aquí, hay quien lo haga.

-Pues sabrás que no tengo celos. La luna es mi testigo y el mar mi aliado. Aunque ella te acaricia y él te canta, es mi piel la que sientes y mi voz la que escuchas.